Cursos culturales sobre cine y talleres de cine con una perspectiva de género
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Docente con una década de experiencia sembrando el placer por el séptimo arte.
Especializada en la enseñanza de adultos, con un enfoque divulgativo del cine, apoyado en una cuidada selección de material audiovisual. Entusiasta y creativa, soy experta en la elaboración de presentaciones para incentivar al alumnado. Otra de mis líneas de trabajo es el análisis crítico del cine desde una perspectiva de género. Comunicadora eficaz, cuento con un historial probado de éxito en el diseño de cursos y talleres para centros de enseñanza y asociaciones culturales.
Para mí el cine es una experiencia de vida. Me gusta relacionarlo con las demás artes, con la forma en que miramos y entendemos el mundo, con la creación de sentido, con la vida cotidiana, en suma.
En estos talleres se realiza un acercamiento a la comunicación audiovisual mediante el visionado y análisis crítico de secuencias de películas y el uso de la cámara del teléfono móvil como medio de expresión artística y de empoderamiento personal. Diferentes formatos y enfoques según colectivo destinatario.
Conocemos la representación de las mujeres en el cine: sus ocupaciones principales en los ámbitos técnico y artístico; la evolución de la imagen de las mujeres y la de los personajes femeninos; los estereotipos y los roles asociados a ellas, o sea, la manera estereotipada en que se construyen estructuras narrativas y personajes femeninos.
Licenciada en Periodismo y en Filosofía, he desarrollado parte de mi carrera profesional en Madrid, donde fui guionista de autopromociones de televisión para canales temáticos de cine y de tráileres de cine -sobre todo español- en Canal+ y Canal Satélite Digital. También trabajé como Asistente de publicaciones en el museo Thyssen-Bornemisza y en la Residencia de Estudiantes.
De vuelta a Bilbao fundé Contextos Comunicación Creativa, empresa en la que, entre otras cosas, escribí guiones para las exposiciones temporales del museo Guggenheim Bilbao. Hace casi diez años me propusieron impartir clases de cine y desde entonces trabajo por cuenta propia, compartiendo mi cinefilia y sembrando el placer por el séptimo arte entre mi alumnado.
La perspectiva de género en el análisis cinematográfico permite cuestionar las representaciones estereotipadas y limitadas de los roles de género en la pantalla. En otras palabras, examinar con ojo crítico cómo se construyen y presentan los personajes, sus relaciones y las dinámicas de poder que establecen.
En mi trabajo procuro detectar narrativas que refuerzan desigualdades, que generan discriminación y violencia. Y analizar no sólo lo que el cine nos muestra, sino también lo que omite, porque sin duda esa elección también influye en la manera en que percibimos las cuestiones de género fuera de las pantallas.
DIRIGIDA POR : CORALIE FARGEAT | AÑO : 2024
DEMI MOORE EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
Un subidón no apto para estómagos delicados. Antes de nada hay que aclarar que La sustancia es una película de género, catalogada en el fantástico o, afinando, en el género de terror corporal (Body horror).
Durante dos horas y veinte minutos su directora propone una impresionante metáfora de la relación que tenemos las mujeres con nosotras mismas: con nuestro cuerpo, nuestra imagen, nuestro dolor.
Es una visión implacable, llevada hasta sus últimas consecuencias, que muestra el cuerpo femenino como campo de batalla de frustraciones y anhelos. Campo de batalla no asediado únicamente por tiranías cosméticas y estéticas sino por el ansia de una belleza que jamás se consigue.
Lo que el filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu desveló como el gran ejercicio de violencia simbólica sobre las mujeres: el cuerpo como sede operativa de la dominación. Una subjetividad construida en la mirada de los demás, en el fantasma de la perfección, que llevada al extremo (como en esta película) vuelve a las mujeres carniceras de su propio cuerpo.
Demi Moore está fantástica como Elisabeth Sparkle, la estrella de un programa televisivo de fitness despedida de su trabajo debido a sus años. —Ha perdido chispa, se necesita carne fresca—. El agravio que comete con ella el productor jefe, un Dennis Quaid grotesco cual reina de corazones, la empuja a iniciar un viaje sin retorno…
Coralie Fargeat se inspira en grandes cineastas y despliega homenajes a películas como Plan diabólico (Frankenheimer), Psicosis (Hitchcock), El resplandor (Kubrick) o El hombre elefante (Lynch), entre otras. La sucesión de imágenes a ritmo hipnótico-trepidante crea espacios fílmicos y asociaciones de sentido brillantes, gracias a un montaje abrupto y una fotografía magnífica.
Hay momentos apoteósicos, uno me deslumbró sobremanera: cuando la protagonista, sola en la gran sala de su apartamento, con los ventanales empapelados con periódicos para no ver la imagen de su sucesora en la valla publicitaria del exterior, se encuentra al borde de la locura. Entonces decide salir de casa y justo después de agarrar el pomo de la puerta, da marcha atrás para volver a retocarse frente al espejo.
Durante varios minutos se repite la acción, casi en bucle. Son momentos angustiosos en los que la lucha consigo misma es atroz. Se mira en el espejo y no se gusta; más aún, se odia, se detesta. Sabe que si no se va, pierde la última oportunidad, y aún así… ¡Ay, es la dinámica del enganche!
¿A cuántas mujeres hemos visto en la pantalla —y en la vida— a punto de girar el pomo de la puerta hacia la libertad, sin llegar a hacerlo?
Ella se seguirá machacando hasta la extenuación. Y es que la identificación que tenemos las mujeres con la imagen reflejada en el espejo es perversa. Y, probablemente, ni siquiera esa mejor versión de nosotras mismas que nos animan a sacar las revistas de belleza y los libros de autoayuda, sea nuestra.
En este viaje alucinante al fondo —o superficie— de sí misma, la protagonista experimenta, cual Alicia en el país de las maravillas, transformaciones físicas y anímicas que la dejan literalmente sin sentido (o razón de ser).
Como decía poéticamente el astrónomo Carl Sagan “somos polvo de estrellas”. La cuestión que parece preguntarse la directora al final de la película es cómo podemos encarnarnos las mujeres con ese material.
¿A quién se le ocurre?…
Con lo sólida, rotunda y divertida que apareció Del revés (Inside Out) en los cines hace nueve años…
Pues a las gentes de Pixar, naturalmente. Estaba todo dicho en aquella estupenda doble película de animación: la vida cotidiana de una niña, por un lado, y la formación de su personalidad a través de sus emociones, por otro. Pero si se considera cómo puede afectar a la protagonista, Riley, el paso del tiempo, o sea, crecer, ahí está el material narrativo necesario para continuar con esta encantadora ficción. Ahora, Riley se adentra en el tempestuoso territorio de la pubertad y, por descontado, la interacción dentro/fuera se vuelve más compleja.
Por una parte, la acción por fuera, con Riley como jugadora de hockey sobre hielo, es trepidante y espectacular. Y, además, la imagen de animación 3D es un alarde de perfección. En cuanto a los conflictos emocionales que se despliegan e intensifican en esta secuela, ya la tenemos liada, porque a los primitivos personajes Alegría, Asco, Ira y Miedo, se han unido con ímpetu Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Aburrimiento y, por supuesto, todos quieren ponerse al mando. Sorpresa, poderío visual y risas a tutiplén en la proporción que se prefiera.
Una película para no salir del asombro, mientras se contempla y disfruta de la proyección. Para quienes creen en la gozada de ver cine.
Directores de cine y teatro acostumbran a recluirse con el reparto principal de sus futuras obras para conocerse, indagar en los personajes y crear armonía previa al rodaje o montaje teatral. A partir de esta premisa la directora Itxaso Arana, interpretándose a sí misma, reúne a sus actrices en una casa rural durante siete días de verano. Aquí las encontramos leyendo sus papeles, aprehendiendo la manera de decir los textos.
Estas chicas que apenas se conocen, enseguida se entienden; están en sintonía. Los conflictos que pueda llevar cada una en su mochila se dicen en alto, trascienden lo individual para ser escuchados, mirados o tratados en grupo, en una suerte de catarsis personal, conducida mediante el texto que se ensaya y apoyada en las dinámicas de entrenamiento actoral. Memorable la escena en que cada una se presenta frente a las demás apareciendo por una puerta imaginaria.
El lugar de encierro –el castillo encantado–, la casa rural rodeada de un jardín asilvestrado, pero amable, donde se cuentan sus historias a la luz de la hoguera. La visita al pueblo cercano –la salida al mundo– donde una de ellas conoce a un chico al que deja prendado. Localizaciones y etapas del cuento maravilloso: el pueblo, el camino, el río… que marcan el recorrido emocional de este ensayo de verano intimista.
Se trata de deconstruir el amor romántico y por ende los cuentos de princesas, en concreto el de “La princesa y el guisante”, bajo la inspirada advocación de la escritora Vivian Gornick, según la cita final de la película. Me viene a la cabeza otro gran ejercicio de deconstrucción, en este caso de la autoridad académica (y del amor romántico) realizado por José Luis Guerin en su película La academia de las musas. Ambos, ejercicios inteligentes que bucean a los cimientos de cada personaje, siguiendo los flujos y reflujos que han generado sus murallas y maneras de estar en el mundo. Y así también en el mundo de los cuentos, las hadas, las princesas, las musas… Seres que habitan la imaginación poblando universos paralelos que acompañan a los seres humanos desde el inicio de los tiempos. Como decía la frase del poeta reconvertida en hallazgo publicitario, Hay otros mundos, pero están en este.
Y este mundo es el que de un tiempo a esta parte está transformando su relato: que cada día haya más mujeres haciendo cine es buena muestra de ello y digno de celebrarse. La ópera prima de Itxaso Arana (nominada al Goya a la mejor dirección novel) es un ejercicio de sororidad tanto en el guion como en la producción de la película como destacaba una de las actrices protagonistas, Itziar Manero, en su presentación en el cineclub Fas. La palabra “sororidad” alude a la relación de afecto y solidaridad entre mujeres (frente a la fratria masculina o hermandad). Deconstruyamos también ese cuento, esa fraternidad invocada por todas las revoluciones sociales, que acostumbra a dejar en la estacada a las mujeres.
LA CARA OCULTA DE AGNÈS VARDA
Estreno sección con un documental sobre una de mis cineastas más admiradas, Agnès Varda, una directora iconoclasta con una trayectoria cinematográfica atípica. Realizada para televisión y presentada en el Festival de Cannes de 2023, Viva Varda! es un homenaje a la figura de esta mujer imbatible que jamás cesó en su búsqueda creativa; alguien que supo mirar y ver materia narrativa donde otros solo encontraban despojos.
Es un trabajo emocionante, bien estructurado -se nota que detrás hay un experto realizador de documentales sobre cineastas-, que despliega gran cantidad de material de archivo y también entrevistas a familiares, amigos y colaboradores cercanos. Las primeras imágenes de juventud dibujan a una Varda impresionada ante un universo cultural desconocido en el seno familiar, con hambre de aprender y decidida a ser independiente. En el Teatro Nacional de París trabaja como fotógrafa y se inicia su gran pasión creadora: una manera especial de acercarse a la gente, de mirar lo cotidiano y plasmarlo con su arte, primero fotografía, más tarde cine, collage o pintura.
Rigurosa y honesta, amalgama feminismo y clase social en el retrato de sus personajes de mujeres. Con trabajos como Cleo de 5 a 7, La Felicidad, Sin techo ni ley o Los espigadores y la espigadora creó una obra única, al margen de la industria, sensible hacia los más vulnerables y abierta al mundo.
Viva Varda! es una semblanza poliédrica sobre la vida y obra de una pionera del cine realizado por mujeres. Un espléndido documental sobre esta directora innovadora que, ya con una larga carrera a sus espaldas, abrazó la tecnología digital para seguir jugando y divirtiéndose haciendo cine. Una mujer comprometida con su tiempo, con su arte y consigo misma. ¡Viva Varda!
DEMI MOORE EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
Un subidón no apto para estómagos delicados. Antes de nada hay que aclarar que La sustancia es una película de género, catalogada en el fantástico o, afinando, en el género de terror corporal (Body horror).
Durante dos horas y veinte minutos su directora propone una impresionante metáfora de la relación que tenemos las mujeres con nosotras mismas: con nuestro cuerpo, nuestra imagen, nuestro dolor.
Es una visión implacable, llevada hasta sus últimas consecuencias, que muestra el cuerpo femenino como campo de batalla de frustraciones y anhelos. Campo de batalla no asediado únicamente por tiranías cosméticas y estéticas sino por el ansia de una belleza que jamás se consigue.
Lo que el filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu desveló como el gran ejercicio de violencia simbólica sobre las mujeres: el cuerpo como sede operativa de la dominación. Una subjetividad construida en la mirada de los demás, en el fantasma de la perfección, que llevada al extremo (como en esta película) vuelve a las mujeres carniceras de su propio cuerpo.
Demi Moore está fantástica como Elisabeth Sparkle, la estrella de un programa televisivo de fitness despedida de su trabajo debido a sus años. —Ha perdido chispa, se necesita carne fresca—. El agravio que comete con ella el productor jefe, un Dennis Quaid grotesco cual reina de corazones, la empuja a iniciar un viaje sin retorno…
Coralie Fargeat se inspira en grandes cineastas y despliega homenajes a películas como Plan diabólico (Frankenheimer), Psicosis (Hitchcock), El resplandor (Kubrick) o El hombre elefante (Lynch), entre otras. La sucesión de imágenes a ritmo hipnótico-trepidante crea espacios fílmicos y asociaciones de sentido brillantes, gracias a un montaje abrupto y una fotografía magnífica.
Hay momentos apoteósicos, uno me deslumbró sobremanera: cuando la protagonista, sola en la gran sala de su apartamento, con los ventanales empapelados con periódicos para no ver la imagen de su sucesora en la valla publicitaria del exterior, se encuentra al borde de la locura. Entonces decide salir de casa y justo después de agarrar el pomo de la puerta, da marcha atrás para volver a retocarse frente al espejo.
Durante varios minutos se repite la acción, casi en bucle. Son momentos angustiosos en los que la lucha consigo misma es atroz. Se mira en el espejo y no se gusta; más aún, se odia, se detesta. Sabe que si no se va, pierde la última oportunidad, y aún así… ¡Ay, es la dinámica del enganche!
¿A cuántas mujeres hemos visto en la pantalla —y en la vida— a punto de girar el pomo de la puerta hacia la libertad, sin llegar a hacerlo?
Ella se seguirá machacando hasta la extenuación. Y es que la identificación que tenemos las mujeres con la imagen reflejada en el espejo es perversa. Y, probablemente, ni siquiera esa mejor versión de nosotras mismas que nos animan a sacar las revistas de belleza y los libros de autoayuda, sea nuestra.
En este viaje alucinante al fondo —o superficie— de sí misma, la protagonista experimenta, cual Alicia en el país de las maravillas, transformaciones físicas y anímicas que la dejan literalmente sin sentido (o razón de ser).
Como decía poéticamente el astrónomo Carl Sagan “somos polvo de estrellas”. La cuestión que parece preguntarse la directora al final de la película es cómo podemos encarnarnos las mujeres con ese material.
¿A quién se le ocurre?…
Con lo sólida, rotunda y divertida que apareció Del revés (Inside Out) en los cines hace nueve años…
Pues a las gentes de Pixar, naturalmente. Estaba todo dicho en aquella estupenda doble película de animación: la vida cotidiana de una niña, por un lado, y la formación de su personalidad a través de sus emociones, por otro. Pero si se considera cómo puede afectar a la protagonista, Riley, el paso del tiempo, o sea, crecer, ahí está el material narrativo necesario para continuar con esta encantadora ficción. Ahora, Riley se adentra en el tempestuoso territorio de la pubertad y, por descontado, la interacción dentro/fuera se vuelve más compleja.
Por una parte, la acción por fuera, con Riley como jugadora de hockey sobre hielo, es trepidante y espectacular. Y, además, la imagen de animación 3D es un alarde de perfección. En cuanto a los conflictos emocionales que se despliegan e intensifican en esta secuela, ya la tenemos liada, porque a los primitivos personajes Alegría, Asco, Ira y Miedo, se han unido con ímpetu Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Aburrimiento y, por supuesto, todos quieren ponerse al mando. Sorpresa, poderío visual y risas a tutiplén en la proporción que se prefiera.
Una película para no salir del asombro, mientras se contempla y disfruta de la proyección. Para quienes creen en la gozada de ver cine.
Directores de cine y teatro acostumbran a recluirse con el reparto principal de sus futuras obras para conocerse, indagar en los personajes y crear armonía previa al rodaje o montaje teatral. A partir de esta premisa la directora Itxaso Arana, interpretándose a sí misma, reúne a sus actrices en una casa rural durante siete días de verano. Aquí las encontramos leyendo sus papeles, aprehendiendo la manera de decir los textos.
Estas chicas que apenas se conocen, enseguida se entienden; están en sintonía. Los conflictos que pueda llevar cada una en su mochila se dicen en alto, trascienden lo individual para ser escuchados, mirados o tratados en grupo, en una suerte de catarsis personal, conducida mediante el texto que se ensaya y apoyada en las dinámicas de entrenamiento actoral. Memorable la escena en que cada una se presenta frente a las demás apareciendo por una puerta imaginaria.
El lugar de encierro –el castillo encantado–, la casa rural rodeada de un jardín asilvestrado, pero amable, donde se cuentan sus historias a la luz de la hoguera. La visita al pueblo cercano –la salida al mundo– donde una de ellas conoce a un chico al que deja prendado. Localizaciones y etapas del cuento maravilloso: el pueblo, el camino, el río… que marcan el recorrido emocional de este ensayo de verano intimista.
Se trata de deconstruir el amor romántico y por ende los cuentos de princesas, en concreto el de “La princesa y el guisante”, bajo la inspirada advocación de la escritora Vivian Gornick, según la cita final de la película. Me viene a la cabeza otro gran ejercicio de deconstrucción, en este caso de la autoridad académica (y del amor romántico) realizado por José Luis Guerin en su película La academia de las musas. Ambos, ejercicios inteligentes que bucean a los cimientos de cada personaje, siguiendo los flujos y reflujos que han generado sus murallas y maneras de estar en el mundo. Y así también en el mundo de los cuentos, las hadas, las princesas, las musas… Seres que habitan la imaginación poblando universos paralelos que acompañan a los seres humanos desde el inicio de los tiempos. Como decía la frase del poeta reconvertida en hallazgo publicitario, Hay otros mundos, pero están en este.
Y este mundo es el que de un tiempo a esta parte está transformando su relato: que cada día haya más mujeres haciendo cine es buena muestra de ello y digno de celebrarse. La ópera prima de Itxaso Arana (nominada al Goya a la mejor dirección novel) es un ejercicio de sororidad tanto en el guion como en la producción de la película como destacaba una de las actrices protagonistas, Itziar Manero, en su presentación en el cineclub Fas. La palabra “sororidad” alude a la relación de afecto y solidaridad entre mujeres (frente a la fratria masculina o hermandad). Deconstruyamos también ese cuento, esa fraternidad invocada por todas las revoluciones sociales, que acostumbra a dejar en la estacada a las mujeres.
LA CARA OCULTA DE AGNÈS VARDA
Estreno sección con un documental sobre una de mis cineastas más admiradas, Agnès Varda, una directora iconoclasta con una trayectoria cinematográfica atípica. Realizada para televisión y presentada en el Festival de Cannes de 2023, Viva Varda! es un homenaje a la figura de esta mujer imbatible que jamás cesó en su búsqueda creativa; alguien que supo mirar y ver materia narrativa donde otros solo encontraban despojos.
Es un trabajo emocionante, bien estructurado -se nota que detrás hay un experto realizador de documentales sobre cineastas-, que despliega gran cantidad de material de archivo y también entrevistas a familiares, amigos y colaboradores cercanos. Las primeras imágenes de juventud dibujan a una Varda impresionada ante un universo cultural desconocido en el seno familiar, con hambre de aprender y decidida a ser independiente. En el Teatro Nacional de París trabaja como fotógrafa y se inicia su gran pasión creadora: una manera especial de acercarse a la gente, de mirar lo cotidiano y plasmarlo con su arte, primero fotografía, más tarde cine, collage o pintura.
Rigurosa y honesta, amalgama feminismo y clase social en el retrato de sus personajes de mujeres. Con trabajos como Cleo de 5 a 7, La Felicidad, Sin techo ni ley o Los espigadores y la espigadora creó una obra única, al margen de la industria, sensible hacia los más vulnerables y abierta al mundo.
Viva Varda! es una semblanza poliédrica sobre la vida y obra de una pionera del cine realizado por mujeres. Un espléndido documental sobre esta directora innovadora que, ya con una larga carrera a sus espaldas, abrazó la tecnología digital para seguir jugando y divirtiéndose haciendo cine. Una mujer comprometida con su tiempo, con su arte y consigo misma. ¡Viva Varda!
(+34) 608 190 944
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Una inmersión fascinante en los entresijos de la industria cinematográfica. El curso explora cada fase del proceso de producción, del guion a la pantalla, y muestra el trabajo de los equipos técnicos y artísticos, los profesionales que hacen las películas.
Adentrarse en este curso supone descubrir la riqueza de expresiones artísticas que han definido la cinematografía del viejo continente. Desde el Expresionismo alemán hasta el movimiento Dogma, un viaje tras las huellas de corrientes vanguardistas y cineastas icónicos que continúan marcando su influencia en el cine que se rueda ahora mismo.
La magia detrás de cada fotograma. En este curso el cine revela sus secretos y reflexiona sobre su naturaleza y sus procesos de creación mediante películas que hablan sobre otras películas y películas que hablan sobre su propia filmación o sobre el hecho cinematográfico en términos generales.
El lenguaje emocional del cine. Un recorrido por las categorías consolidadas como géneros a lo largo de los años, su origen y la evolución de los más característicos. De la comedia al musical, del oeste al espacio exterior, este curso propone un viaje a través de las narrativas fílmicas más depuradas y reconocibles de la historia del cine.
La transformación de la industria cinematográfica desde sus inicios en celuloide hasta la era digital. El curso muestra las tecnologías, cambios creativos y nuevas posibilidades que marcan esta evolución. Una amplia panorámica de la transición que ha redefinido la forma en que el cine cuenta sus historias.
Desde hace muchos años se conoce al cine como el Séptimo Arte, pero, ¿qué hay de cierto en ello? Este curso se ocupa de las relaciones que se han ido estableciendo entre las diferentes artes y el cine -o el arte cinematográfico, tal vez- y de indagar la influencia del arte en la puesta en escena cinematográfica.
Tokio, Nueva York, El Cairo… Conocemos las ciudades aunque no hayamos estado nunca en ellas. En este curso, imágenes de películas de diferentes países y épocas nos dan una idea de cómo son algunas de las grandes urbes del mundo. Como escenarios narrativos o como auténticos personajes en sí mismas, las ciudades fascinan cuando las vemos en el cine.
Todo un desafío: explorar el impacto y la creatividad de las mujeres en la historia cinematográfica. El curso pone en valor la contribución de las mujeres en la industria del cine, ofreciendo además una perspectiva muy necesaria sobre la evolución de los roles asociados a ellas, tanto delante como detrás de las cámaras.
El trabajo de las pioneras del cine y de cineastas posteriores permite realizar una genealogía de un cine hecho por mujeres que trata cuestiones que apenas han sido atendidas en las pantallas desde un punto de vista femenino. La alienación del cuerpo de las mujeres, la ambición, el deseo… Su mirada guía el análisis y las prácticas de este taller.
Conocemos la representación de las mujeres en el cine: sus ocupaciones principales en los ámbitos técnico y artístico; la evolución de la imagen de las mujeres y la de los personajes femeninos; los estereotipos y los roles asociados a ellas, o sea, la manera estereotipada en que se construyen estructuras narrativas y personajes femeninos.
Taller de sensibilización sobre violencia de género, que utiliza el visionado y análisis de fragmentos de películas para desvelar y comprender los mecanismos de control que la hacen posible. La intención última del taller es ayudar a detectar estas situaciones en la vida cotidiana del alumnado.