¿A quién se le ocurre?…
Con lo sólida, rotunda y divertida que apareció Del revés (Inside Out) en los cines hace nueve años…
Pues a las gentes de Pixar, naturalmente. Estaba todo dicho en aquella estupenda doble película de animación: la vida cotidiana de una niña, por un lado, y la formación de su personalidad a través de sus emociones, por otro. Pero si se considera cómo puede afectar a la protagonista, Riley, el paso del tiempo, o sea, crecer, ahí está el material narrativo necesario para continuar con esta encantadora ficción. Ahora, Riley se adentra en el tempestuoso territorio de la pubertad y, por descontado, la interacción dentro/fuera se vuelve más compleja.
Por una parte, la acción por fuera, con Riley como jugadora de hockey sobre hielo, es trepidante y espectacular. Y, además, la imagen de animación 3D es un alarde de perfección. En cuanto a los conflictos emocionales que se despliegan e intensifican en esta secuela, ya la tenemos liada, porque a los primitivos personajes Alegría, Asco, Ira y Miedo, se han unido con ímpetu Ansiedad, Envidia, Vergüenza y Aburrimiento y, por supuesto, todos quieren ponerse al mando. Sorpresa, poderío visual y risas a tutiplén en la proporción que se prefiera.
Una película para no salir del asombro, mientras se contempla y disfruta de la proyección. Para quienes creen en la gozada de ver cine.